sábado, 29 de noviembre de 2008

El Demente Tribunal del Amor




No dejes que se vaya. Si se va no lo verás nunca más. Si se va hablará otros idiomas. Se cubrirá con ropas nuevas, Aprenderá distintas formas de placer. Descubrirá que era hermoso estar a tu lado pero que no eras imprescindible para respirar.
No lo dejes ir. No puedes dejar que se vaya. Hazte un sitio dentro de sus pulmones. Asesínalo, pero no lo dejes ir.
Los que se van no vuelven, los que vuelven son siempre otros. Apunta directo a su corazón y dispárale toda la muerte. Tienes el derecho otorgado por el demente tribunal del amor. Asesínalo.
Te absolveremos los que hemos amado alguna vez. Pero no lo dejes ir, porque cuando se deja partir a alguien, ya no se lo ve nunca más

domingo, 23 de noviembre de 2008

Detalles

Algunas veces el destino tiene detalles transparentes.....un ejemplo...Sabado lluvioso en San Juan de Luz....entre docenas de libros de fotografia me encuentro con una edicion de lujo.... "Gentleman Junkie"´...por doce euros...no me digas que no es todo un detalle.......




Yo de niño queria ser escritor porque los escritores eran ricos y famosos.Andaban por Singapur y por Ragun fumando Opio con trajes de seda china amarilla.Esnifaban cocaina en Mayfair y se adentraban en pantanos prohibidos con su fiel criado nativo y vivian en el barrio arabe de Tanger,donde fumaban hachis y acariciaban languidamete una gacela domesticada.

sábado, 22 de noviembre de 2008

viernes, 21 de noviembre de 2008

sábado, 15 de noviembre de 2008

Now...I Wanna Be Your Dog....

Un Récit d'Obsessions Érotiques




























I Wanna Be Your Dog




Now Im ready to close my eyes
And now Im ready to close my mind
And now Im ready to feel your hand
And lose my heart on the burning sands
And now I wanna be your dog
And now I wenna be your dog
Now I wanna be your dog
Well cmon

Haciendo el Amor con Dios.....






En Ávila, ciudad de alta alcurnia española,
vivió hace cuatrocientos años
una mujer que conoció a Dios.
Si acaso algún día, tú, caminante,
te hallaras en la vieja Roma
y quisieras verla enamorada de Él,
pasa por la iglesia de Santa Maria de la Victoria
pregunta por Teresa de Jesús
y la encontrarás, gracias a Bernini,
haciendo el amor con Dios.

domingo, 9 de noviembre de 2008

Baudeleriana




Suicídense
por favor suicídense
por asco por locura
por resentimiento por narcisismo
para no dejarse morir lentamente
por asombro ante la maldad
por asfixia por horror
por soledad
por amor
dentro de lo posible por amor
pero por favor
suicídense.
Y si alguien les pregunta
qué hora es
respondan sin dudarlo
es la hora de suicidarse.






http://www.fileden.com/files/2008/9/6/2084563/17%20-%20Thierry%20Vincent%20-%20Munich%20Party.mp3

http://www.fileden.com/files/2008/9/6/2084563/10%20-%20Bernard%20Gerard%20-%20Crocodile%20Porte-Cl%E9.mp3

jueves, 6 de noviembre de 2008

domingo, 2 de noviembre de 2008

Nocturno

Plexo Solar



Para curar el ardor en el plexo solar, que sobreviene cuando se ha perdido el amor, lo aconsejable es tomar una cápsula de ojo izquierdo de iguana macho puesta a secar tres meses en una habitación oscura, en la que desfallece todas las noches un deforme enamorado, cuyo amor no es correspondido, y beberla con té de mandrágora.
La cura acontece, no por efecto de la cápsula de ojo izquierdo de iguana macho ni por la mandrágora, sino por los tres meses que se ha estado esperando ante la puerta de la habitación oscura, en la que desfallece todas las noches un deforme enamorado, cuyo amor no es correspondido.

Cuando el Paisaje Toma el Color de las Películas Mudas



Una mujer está sentada en la terraza de un bar cercano a la estación.
No hay nadie más que ella y un camarero en ese bar.
Es la estación de un pueblo pequeño, insignificante. Las vías del tren están próximas a las mesas desocupadas.
Ella bebe un refresco y espera. Es evidente que espera a alguien que llegará en un tren.
Su maquillaje cuidado, su deliberada elegancia, su actitud alerta, su perfume, hacen suponer que espera a un hombre. Al único hombre que amó.
Tal vez por eso, o por la inabordable tristeza de sus ojos, el camarero no se atreve a decirle que la estación fue abandonada hace mucho tiempo y que por esas vías ya no pasará ningún tren.


II

Ella lo sabe. Pero ella espera porque la estación está aún ahí, y también están las vías.
Ella espera porque la tarde está soleada y la brisa la toca suavemente.
Ella espera, no sabe hacer otra cosa.
Si se viste, si se peina, si aún acepta repetir los pobres estos de la vida, si se toma el trabajo diario de no morir, si trata de pensar que valen la pena el sol y la tarde y la brisa, es porque cree en la espera.
Ella espera, no hay otra razón.

III

El camarero vuelve a llenar la copa de la hermosa mujer.
Ella no lo ha mirado, pese a que no hay otro ser a su alrededor. No obstante, agradece el nuevo refresco con la vista dirigida hacia la antigua estación.
La tarde decae. Lenta. Triste. El paisaje toma el color de las películas mudas.
Se han encendido los faroles de la terraza, aunque ninguna otra alma viviente se siente atraída hacia el lugar.
La mujer, dignísima, se pone de pie, deja unos billetes sobre la mesa y se marcha rumbo al pueblo.
La fina silueta se aleja morosamente sobre la hierba del solitario camino. El camarero la ve marcharse y tiene una súbita sensación de asfixia en el pecho.


IV

Si mantiene abierto ese bar al lado de una estación abandonada, al cual no acude la gente del pueblo, si se viste, si se peina, si soporta diariamente los pobres gestos de la vida, es sólo porque espera a una mujer.
Espera a una mujer demasiado importante, demasiado hermosa, con una tristeza inabordable en los ojos.

V

La mujer mira las vías muertas sentada en el bar de la vieja estación. Mantiene una actitud indiferente con el entorno porque está enamorada.
Ama demasiado a ese camarero y tiene miedo de que él no la quiera.
Por eso todas las tardes se sienta en la terraza del bar. Bebe un refresco y finge.
Finge que espera a alguien que no vendrá.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Estrellas y Planetas





Cuántas veces te besé, pequeña. Cuántas veces mi lengua llenó tu boca, la recorrió como una fiera asustada y se quedó largo rato sin ganas de salir de tu cueva. Cuántas veces mojé tus párpados y tus piernas, y tu espalda y tu entrepierna y tus labios verticales. Cuántas veces tuve miedo y felicidad de tenerte y de perderte. Cuántas veces te llené los pulmones con el humo de mi tabaco. Cuántas veces te aprisioné en tu cuerpo. Cuántas veces secuestraste mi sexo entre las paredes húmedas de tus cavernas y me hiciste saber que nada tenía importancia, que no importaba si la vida me andaba bien o me andaba mal o no me andaba. Cuántas veces no importó nada más que tu mirada y tus increíblemente flacos brazos. Cuántas veces lloraste y cuántas fuiste sólo una pequeña huérfana que se dejaba sodomizar hasta quedarse dormida.